No

Hoy no hay flores que colocar en un titulo sin objetivo. Hoy llego a un punto donde me pregunto tantas cosas y muchas no tienen sentido, otras sólo son más telarañas que se arman cuando trato de resolver alguna de tantas que tengo. Otras solo vienen y van, se quedan, vuelan, navegan, me irritan, me molestan, me entristecen, me enorgullecen, me alegran…

Es un ciclo de tantos paradigmas, preguntas que se quedan en el abismo esperando a que algún día se me de la gana de volver a buscarla y tal vez darle un sentido a su existencia.

¿Se dan cuenta que somos animales que no tenemos un propósito digno? Bueno, diría esto si estuviese en un modo existencialista pero la respuesta que buscaba era, vivir la vida como deberíamos estar viviendo.

Aventurarnos a lugares que solo tenemos el lujo de ver en nuestros sueños, caminar descalzos por un desierto en búsqueda de algo que tomar, luchar día a día para saber que al siguiente será una aventura más. Aveces el que tiene, se queja de lo que no y mira la oportunidad de reemplazar lo que ya tiene por algo más, es una sed insaciable de complacer una porción materialista. ¿Por qué?

Quisiera saber que mi vida no gira entorno de una sociedad donde logro la satisfacción a partir de unos papeles. Que idóneo pensar que aquellos que vivieron hace 400 años, con los problemas de su época, tal vez vivieron en un mundo mucho más libre e inocente. Un mundo lleno de problemas reales y no de con cual adjetivo me debo comunicar para no ofender a alguien cuya percepción de la realidad se basa en la cantidad de cromosomas que por desgracia no obtuvo.

¿Se imaginan gastar una tarde filosofando al lado de Socrates?

Esto se llama un vomito de palabras, donde no sé ni que rayos escribí y sólo escribía lo que sentía, lo que se me venia a la cabeza, así como iba pasando, como iba sucediendo, sin parar, sin pensar, sin tomar en cuenta absolutamente nada. Es bello, es hermoso poder simplemente dejar que todo aquello que esta en uno, salga libre y se encuentre con lo que tenga que encontrarse y que no haya nada que pueda detener la velocidad con la que estos dedos teclean y dan vida a las palabras que como por arte de magia, van tomando forma.

Cada respiro, no lo dan mis pulmones, lo dan mis huellas, que con cada movimiento, simplemente y en una forma armónica, dan vida a un texto. ¿Qué fantasmas creeré que dejaré a mi lado cuando este por irme de este mundo? Espero no sea el de la escritura, porque ese loco le encanta cuando dejo fluir mi imaginación. Espero no sea el de la creatividad, porque es uno de los que más ha sido participe de mi vida. Espero definitivamente no sea el de la razón, mucha gente se ha topado con un muro de terquedad y razonamiento con el cual han preferido dejar a un lado, agradecido con ello.

Tal vez sea el de la aventura, estoy trabajando en ello. No quiero que se quede al lado de mi camilla, pensando en las magnificas aventuras que pudimos tener y por mis demonios, no podia darle rienda libre.

Un paso a la vez, una tecla que vive, otra que muere y espera para revivir.